viernes, 2 de mayo de 2014

Noe Cañadas


Calle Jaén 

Casi 
entre hombro y hombro un muro.
Fina,
como el filo de los días.
Corren 
junto a mis pies los adoquines,
silbando
alguna de las tantas vidas perdidas.


El roce 
de un alma me apura el paso.
Buscando rastros 
en las ventanas dormidas,
hallo tu nombre 
silencioso en unos labios
que besando santos 
se desvanecen en la esquina.


!Jaén! 
oigo en sueños y en mi ciudad 
las calles cada vez más anchas!
ya no me abrigan,
tus muros, ni sus brazos
y un par de agujas sombrías vuelven 
de lo que alguna vez fue tibio, 
un frío andar apurado.

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