lunes, 17 de marzo de 2014

El Fruto Deseado


El Fruto Deseado 

Ante la infelicidad bebida 
durante años aquel poeta solitario que le escribía a la melancolía vestida de blanca soledad, encontró un refugio donde su tristeza no tenía cavidad. En unos brazos sinceros y entregados, probo ese amor tan anhelado, ese idilio en tantos versos buscado. Los labios de una mujer casi sirena borraron todo aquel sufrimiento que durante mucho tiempo lo opaco, brindándole sin pedirle nada a cambio caricias y amor, y un pecho donde el pudiera su llanto frenar. El entorno del poeta en aquel edén de corales cambio, sonrisas, pasión y café, fueron la solución, a una angustia de soledad que crecía en expansión. En aquel refugio azulado el poeta encontró el fruto deseado, un fruto que en cada verso que el enamorado escritor le brindaba a su musa, se hacía más dulce, infinito, eterno. Para aquel poeta y su bella sirena la poesía dejo de ser aquellos versos y sonetos, convirtiéndose en caricias y besos, de un amor para siempre...perpetuo. 

Modesto Iván Zepeda Jr

(Toda obra de Modesto Iván Zepeda Jr © 2014 conserva sus derechos reservados)

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