sábado, 2 de agosto de 2014

¡Ciudado!



¡CUIDADO¡

Se escuche
el grito de reclamo
mantenerse la esperanza
ya que no es justo
que la soberbia se pavonee 
sometiendo almas 
que solo quieren
¡vivir en paz!

La injusticia de una sociedad
desde sus raíces es deficiente
aspectos que se encuentran mal;
pues por el desdén se ufanan
de navegar en justicia 
flotando en la docilidad 
del decoro y el respeto
sometiendo con prepotencia
a los que no se acoplan
en su forma de pensar.

Es época de tomar conciencia 
y aceptar la culpa
de aquellas mujeres
que por ignorancia o mucho amor
educan aquellos varones 
que van infringiendo 
sufrimiento y pesar.

El debate se realiza por siglos:
si la personalidad se trae o se transforma,
que con nuestra conducta
y normas para enseñar
mandamos mensajes subliminales 
lamentablemente en este tipo de educación 
se asegura 
que el dominio quede claro
donde estos individuos
¡tienen toda potestad!

Donde se creen 
merecedores del sol y la luna
pero si no lo obtienen
con todo derecho pueden gritar
y en su camino escarnecer 
generándose en cada segundo
ira en toda prepotencia 
¡imponiendo su voluntad!

¡Entiéndase bien!
con está introspección
no se minimiza la responsabilidad
de aquel que en su ser
tiene el raciocinio para pensar
y dilucidar 
¡lo que esta mal!

¡Pero ya madres!
No impongan 
semejante carga de maldad,
entiendan que estos hijos 
que con tanto amor 
se les quiere atender
en soledad transitaran
porque no existirá nadie 
¡Que los ame en verdad!

No impongan a las hijas
con sumisa devoción 
atender aquellos varones 
porqué son los hombres del hogar.

Eso no se vale
ya esas cadenas que agobian y matan
tienen que terminar.

Utiliza ya el juicio 
para que todos podamos
¡danzar en el mundo de la paz!

Sandra Méndez

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