miércoles, 10 de junio de 2015

Me presento


Me presento, en esta estrella
o en la orilla del río
o en las rompientes imprevistas del mar.
Tuve un sueño, alguna vez,
y un canto abrigado para los inviernos
y para los otoños misteriosos.
Adoro esta estrella bajo mis pies
o en mis manos, sí,
estrella bonita que desencadena mi corazón
y mis edades y la muerte irremediable,
como un erótico amanecer,
como una flor despuntando pétalos
y milagros
que algún día deberá marchitar.

Me presento despierto -con los ojos cerrados
o abiertos, cada tanto, para ver-.
Adoro este espejo cubierto de tiempo
y tus manos danzantes, como el universo,
sobre mi cuerpo y mis penas extendidas.
No necesito mirarme, es cierto;
si te miro me duermo en tus colinas, sencillo,
y me pierdo en tus constelaciones
y me encuentro sobre tu lengua
y me enamoro de los largos destierros.
¿Qué puedo hacer si miro tus ojos y me veo?
¿qué imposibles puedo recitar para cerrar los ojos y no verte?
pobres los espejos y quienes aún necesitan
verse reflejados.

Me presento, amo tu boca, tus labios, ¿lo sientes?
y odio las guerras injustas y la muerte indefensa
y la indefensión del sonámbulo
y la pena dolorosa del hambriento
y las condenas terribles en el final.

Me presento ante el tribunal de la vida:
me declaro culpable y loco,
y decido, por amor a la vida,

hacerme poesía.

Airel Aloi

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