Calle Jaén
Casi
entre hombro y hombro un muro.
Fina,
como el filo de los días.
Corren
junto a mis pies los adoquines,
silbando
alguna de las tantas vidas perdidas.
El roce
de un alma me apura el paso.
Buscando rastros
en las ventanas dormidas,
hallo tu nombre
silencioso en unos labios
que besando santos
se desvanecen en la esquina.
!Jaén!
oigo en sueños y en mi ciudad
las calles cada vez más anchas!
ya no me abrigan,
tus muros, ni sus brazos
y un par de agujas sombrías vuelven
de lo que alguna vez fue tibio,
un frío andar apurado.
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