viernes, 3 de enero de 2014

María Marta Stanganello


a las corazonadas 
ya no puedo echarles agua
ahogar magia
sepultar a nado 
lágrimas de lágrimas...
a las corazonadas
ya no puedo silenciarlas
poner una o dos manos 
en la sangre de sangre
morir de a poco
en cada silencio de futuro
sin respirar con todas las almas...
a las corazonadas
les hago una casita con un perro 
y un pino
la mejor de las ventanas
....
una puerta invisible
donde puedan entrar todas las hadas
amigos verídicos
lo que vendrá
volando por los aires de la palabra (...) 

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