Rosaleda
Eres fuego en el
que me quiero
quemar sin quejarme,
en el que deseo
chamuscar hasta
la última gota
de mi desquiciada
impudicia por ti.
Navegare en la lava
de tu espalda,
y disfrutare
a conciencia
del fruto de
tu universo,
de esa hermosa
flor que nace
en el vergel de
tu enigmático cuerpo
de sirena.
Recorreré las escamas
de tus caderas,
y explorare con
infinita curiosidad
el laberinto
de la sombra
de tu rosaleda.
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