Hubo contado anécdotas maravillosas
Llegado el barco
instaurado en las orillas del plata
eternizó un saludo conglomerado
a una ciudad que da la espalda.
y lo saluda con daga en mano.
Garganta que se hace arena
pierde el júbilo de la voz cántica
y se aporrea en infecciosos placeres.
Acaso un destino cruel termina siendo cuna
una voz obtusa que se hace eco tenue
Adiós a las pretensiones
Atrás quedaron sueños bretoneanos
lengua muerta será acusado
y desterrado de su humanidad
poco importará al consumirse
el alcohol, guía impía,
lo acomoda en la noche.
Escuchamos de él con nostalgia
cuando hablan de su llegada.
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