Ella duerme un cansancio
acunado en el útero
de la memoria.
Mece entre las manos
sus ojos sonámbulos
y les canta cenizas
que amordazan las horas.
Ella es libre encerrada
por las jaulas de la noche.
El sol le calcinó el corazón.
Y miente cuando devora
palabras evitando que nazcan.
Siempre miento.
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