viernes, 7 de junio de 2013

Gabriel Avilés



Escapo de prostíbulos explotados por truhanes,
Calles divergen pasos
Dos perros hurtan mi silla de ruedas.
Llego a casa, me aíslo por días, semanas, meses,
No sé, manecillas corroen segundos,
Termitas duermen en mi torso.
Afónica crueldad,
Nadie habla por teléfono,
Los muertos me creen de viaje,
Amigos honran mi memoria con tequila.
Tocan a la puerta,
Una mujer de asfalto pide un cigarrillo,
Bebe conmigo, bailamos el danzón de la angustia,
Cuyos compases nacen del fonógrafo,
Herencia de los judíos, llamados abuelos,
Por compasión ambos nos damos la cortesía del sexo,
Aves de rapiña en pasionario daguerrotipo
Incendia el farol de afuera, sí, el de las luciérnagas.
Horas devastadas de enero, vuélvanse piedra,
Devalúen sus lamentos con lagrimales,
Ayer versos, hoy moho derruido entre mis manos

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