sábado, 22 de junio de 2013

María Di Iorio

EN SILENCIO.

Puedo escuchar, aunque los doctores digan lo contrario o no tengan la certeza de mi estado.
Los oí, cuando decían que tu declaración ante la policía era mentira. No creen que sea victima de un asalto, sino mas bien de tu maltrato. Pero nada pueden hacer si no despierto.
Ellos vigilan mis signos vitales, no así mis sentimientos.
Ya no quiero que me pidas perdón, que me prometas que no lo volverás hacer.
Ya no quiero tus caricias. Mi cuerpo tenso no pueden disimular el rechazo a tus manos.
Ya no se me eriza la piel con el roce de tus dedos.
Pero carezco de fuerzas. Mi energía desaparece, mi alma se hunde en la oscuridad, me frustro ante el intento y me resigno refugiándome en el silencio.

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