La cuestión de la prosa
Es un artículo de Juan José Saer al menos polémico que es bueno releer si es que tenemos algún interés más o menos firme en los procedimientos del arte narrativo. Polémico porque intenta despojar a la prosa de su carácter eminentemente pragmático y utilitario que siempre está a merced de los poderes actuantes (estado, empresas, agencias de publicidad, etc), cito textualmente:”Debemos entender por pragmatismo una especie de concepción económica de la prosa, fundada en la noción de cantidad y calidad de sentido que un texto debe suministrar del mismo modo que la rapidez con que la suministra. Más económica-es decir más rentable-es una prosa cuando mayor es la cantidad de sentido que suministra (…)” y acercarla a los procedimientos que la poesía adquirió a partir de fines del siglo XIX y principios del XX (La poesía moderna se ha liberado, sacrificando a casi todos sus lectores -según lo que juzgan la pertinencia de un texto por la superioridad numérica de sus compradores-de esa servidumbre ideológica.
¿Por qué polémico? Porque, en palabras de Sartre:”El prosista escribe, es verdad y el poeta escribe también. Pero entre los dos actos de escribir no hay de común más que el movimiento de la mano que traza las letras. En lo demás, sus universos no tienen comunicación entre sí y lo que vale para el uno no vale para el otro. La prosa es utilitaria por esencia: definiría muy a gusto a un hombre que se sirve de las palabras (…)”, “El escritor es un hablador: señala, demuestra, ordena, niega, interpela, suplica, persuade. insinúa. Si lo hace huecamente, no se convierte en poeta por eso; es un prosista que habla para no decir nada”
Saer afirma que “todas las novelas que valen algo la transgreden”(refiriéndose a la prosa utilitaria con los atributos con que él la caracteriza), recuerdo a Kafka, a Hemingway, a Tolstoi y empiezo a constuir mi desacuerdo, pero, claro, es una cuestión opinable…
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