miércoles, 16 de octubre de 2013

Locarve


SU VIDA ES NOCTURNA, LA MÍA TACITURNA

Afuera en la calle,
la vida es un derroche,
chavales en todas las aceras,
reunidos entre bromas y risas,
preparan animados el botellón.

El cielo está azulado y muy claro,
las estrellas alumbran con generosidad
a todos los transeúntes,
que ávidos de fiesta y de felicidad,
caminan dispuestos a disfrutar.

El clima es apropiado,
es cómplice perfecto de todas los deseos,
pasiones y locuras que provoca la noche
y que suelen calmar y culminar,
en cualquier sitio o en cualquier hostal.

Por las veredas, avanzan las parejas,
unos tomados de la mano,
otros entre arrumacos y risas,
se aman sin cohibirse de nada
y dan rienda suelta a sus pasiones.

Afuera es todo fiesta y alegría,
las risas escandalosas de la gente
que cruza por allí y por aquí
golpea fuerte mi cerebro y me hace reflexionar
y de alguna manera hasta reaccionar.

Detrás de esta ventana
a la cual a veces yo me asomo
e impávida observo a la distancia,
que distinta es su vida a la mía,
la de ellos nocturna y la mía taciturna.

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