martes, 29 de octubre de 2013

Nancy Mejía


DEPENDENCIA DE BESOS

Los amantes se adoraban y esperaban días enteros para tenerse. Guardaban palabritas hermosas y coleccionaban besos salvajes 
que sin dominio ni ley, hacían eternas fiestas en sus bocas
durante cada encuentro celestial, que parecía ser siempre la primer vez.

Las encimas y los líquidos solubles fabricados con dulces sabores de amor,
concurrían en combinaciones químicas, que de ser fabricadas para una tienda de besos, causarían un verdadero impacto social, 
pues nunca hubo manjar mas exquisito, que ese par de labios en plena pasión.

En tiempos de recesión y carencia de oportunidades para el encuentro de los besos, desesperados iniciaron un profundo llamado al corazón de los amantes y advirtieron sobre los posibles síntomas de tristeza y soledad, que de no ser tratados a tiempo, podrían concluir en depresión absoluta.

Los amantes preocupados y atentos a dicho llamado, lucharon incesantemente por unir esos labios llenos de pasión, que enfermos de dependencia y vicio salvaje, se juntaron para perder su forma en uno solo y se comieron boca a boca, alimentando el seco y sediento beso, que apeteció una y otra vez al sabor perfecto del amor.

De ahí en adelante, se supo que los amantes quedaron condenados a los besos eternos y que nunca pudieron alejarse, pues la amarga sensación de dejarse de besar los podía hacer morir. 

Se besaron hasta el último día de existencia y se cuenta que en noches de luna llena, brillan en el cielo en forma de luceros, que muy cerca juntan sus destellos, como si la fiesta del amor continuara la bohemia celebración de besos en el firmamento.

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