martes, 9 de abril de 2013

Victoria Ocampo

En homenaje a nuevo aniversario que se cumplió del nacimiento de Victoria Ocampo, dejamos a continuación una breve reseña de su vida y de un texto explicativo sobre la fundación de la revista Sur.


Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo, CBE (Buenos Aires, Argentina, 7 de abril de 1890 – íd, 27 de enero de 1979) fue una escritora,1 intelectual, ensayista, traductora, editora y mecenas argentina. Publicó diversos libros como La laguna de los nenúfares (1926), diez tomos de Testimonios o Tagore en las barrancas de San Isidro (1961).
Nacida en el seno de una familia aristocrática, fue educada con institutrices y su primer idioma fue el francés. En 1924, publicó su primera obra, De Francesca a Beatrice, editada por la Revista de Occidente con la ayuda de José Ortega y Gasset. Participó desde su juventud en las primeras manifestaciones de los movimientos feministas, intelectuales y antifascistas argentinos, lo que la llevó a fundar en 1936 la Unión de Mujeres Argentinas.
Sus viajes a lo largo del mundo le permitieron entrar en contacto con los principales exponentes de la literatura y el ámbito intelectual; así, alentada por Waldo Frank y Eduardo Mallea, fundó la revista y editorial Sur en 1931, que promovió las obras literarias de importantes autores nacionales e internacionales hasta su finalización parcial en 1971, entre los que se encuentran Francisco Romero, Adolfo Bioy Casares, José Bianco, Federico García Lorca y Jorge Luis Borges.2 En 1941, se instaló definitivamente en su residencia Villa Ocampo —actualmente perteneciente a la UNESCO—, que se convirtió en un sitio de recepción para figuras extranjeras como Rabindranath Tagore, Roger Caillois, Ernest Ansermet o Indira Gandhi, entre otros.
Única latinoamericana presente durante los Juicios de Núremberg, militó activamente en la oposición al peronismo, motivo por el cual fue arrestada durante 26 días en 1953. Fue presidente del Fondo Nacional de las Artes desde 1958 a 1973 y recibió diversas distinciones como así también doctorados honoris causa de distintas universidades y la Orden del Imperio Británico por parte de la reina Isabel II. Fue la primera mujer en ser elegida miembro de la Academia Argentina de Letras, en 1977.



El proyecto Sur

Por Pablo Gianera


Apagados los fuegos vanguardistas de los años 20, surgió una revista impelida por la exigencia de modernidad, aunque con menos voluntad de ruptura que sus antecesoras. La historia de la revista Sur está determinada por la influencia que ejercieron sobre Victoria Ocampo (su fundadora) dos extranjeros y un argentino: el escritor norteamericano Waldo Frank, el filósofo español José Ortega y Gasset y Eduardo Mallea. A instancias de ellos, se decidió crear una revista que abordara los problemas de los escritores americanos jóvenes y difundiera la obra de los escritores europeos del momento (algo que resultó posible gracias a las amistades de Ocampo, que iban de Paul Valéry a Walter Gropius pasando por Le Corbusier y Alfonso Reyes).
El primer número de Sur apareció en el verano de 1930-1931. Los colaboradores de esa primera etapa aparecían divididos en un "Consejo extranjero" y un "Consejo de colaboración", que, en términos generales, cubría disciplinas artísticas tan diversas como la literatura, la música, la pintura y la arquitectura. En el primero, figuraban el crítico dominicano Pedro Henríquez Ureña, Reyes, Leo Ferrero, Drieu de la Rochelle, Ortega y Gasset, Jules Supervielle, Frank y el músico suizo Ernst Ansermet; en el segundo, los argentinos Jorge Luis Borges, Eduardo J. Bullrich, Oliverio Girondo –que renunciaría al poco tiempo– Alfredo González Garaño, Eduardo Mallea, María Rosa Oliver y Guillermo de Torre. A lo largo de los años, estos comités fueron mutando y se incorporaron, entre otros, Carlos Alberto Erro, Adolfo Bioy Casares, Ricardo Baeza, Ezequiel Martínez Estrada, Ernesto Sabato y, más adelante, Alberto Girri, H. A. Murena y Enrique Pezzoni. Una mención aparte merece el escritor José Bianco, en la medida en que, desde su incorporación –en 1937– a la secretaría de redacción de la revista, terminó de darle forma al proyecto y, al ampliar la sección de reseñas bibliográficas, le dio mayor espacio al ejercicio de la crítica. Guiados por Bianco (que oficiaba como un verdadero maestro de taller literario), muchos escritores jóvenes publicaron en esas páginas sus primeras colaboraciones.

La palabra "proyecto" no es casual. Si toda revista de cultura se propone siempre la defensa de ciertas líneas poéticas y artísticas, Sur intervino además fuertemente en las discusiones ideológicas y filosóficas. Sería difícil definir las líneas estéticas que promovía Sur. Lo cierto que las tendencias de la dirección (puntualmente, Victoria Ocampo) por la literatura francesa, no coincidían por completo con la del resto de los integrantes. Así, Borges y Bioy Casares preferían la literatura anglosajona (de Robert Louis Stevenson a Gilbert K. Chesterton) y legitimaron géneros menores como el policial (se trataba del "policial inglés" y no el de la "serie negra"). Podría pensarse entonces que fue precisamente la diversidad de enfoques (que, pese a todo, mantuvo un rígido sistema de exclusiones respecto de otras poéticas) aquello que aseguró la persistente incidencia de Sur en el panorama de la literatura argentina.
Algo parecido ocurre con las opciones políticas. La habitual acusación que pesa sobre Sur como revista "de derecha" choca con el hecho irrefutable de que algunos integrantes pertenecían al Partido Comunista, aunque debe decirse que la revista rechazó en bloque la emergencia del peronismo en la vida política argentina.
La periodicidad de Sur no fue regular y, por otro lado, entre julio de 1934 y julio de 1935, su publicación estuvo interrumpida. Hasta ese momento, había sido cuatrimestral y, ya desde el principio, se usó el logo con la flecha orientada hacia abajo que identificaría para siempre a la revista. Estas características se mantuvieron hasta diciembre de 1950. A partir de 1953, y luego de varios números dobles, redujo su formato y pasó a ser bimestral. Durante el último período (desde el número 325, correspondiente a julio-agosto de 1970) se convirtió en semestral, con la salvedad de algunas de esas ediciones (como la 329, de diciembre de 1971) fueron en realidad antologías de textos ya publicados por la revista.
La incidencia de Sur tocó no sólo a la cultura argentina, sino que se extendió por América Latina. La explicación de este fenómeno es múltiple y tiene que ver con los materiales publicados. Por un lado, la revista fue el lugar natural para los textos de los miembros del comité. Así, para citar un ejemplo, numerosos poemas, ensayos y relatos de Borges encontraron allí su primera edición (además de poemas y ensayos, en el número 56 apareció "Pierre Menard, autor del Quijote", primer cuento fantástico del autor). Por otro lado, se le debe a Sur una fuerte revalorización de las traducciones, con la consiguiente impronta de democratización de la cultura que esto supone. En una época en la que las traducciones realizadas en España eran escasas, emergió la categoría del escritor-traductor. En los números de Sur aparecieron por primera vez adelantos de libros y ensayos fundamentales de André Gide, Jean-Paul Sarte, Allain Robbe-Grillet, Thomas Mann, Martin Heidegger y George Orwell, y versiones de clásicos como "Wakefield" de Nathanel Hawthorne, los fragmentos autobiográficos de Thomas De Quincey y relatos de Henry James. A esto se suma la confección de números monográficos dedicados a la literatura inglesa, alemana, norteamericana e italiana en los se dio a conocer a poetas y narradores desconocidos en español.
No menos decisiva resultó en este caso la tarea del sello editorial Sur, extensión de la revista. Allí, además, de libros de autores argentinos (Borges, Silvina Ocampo, Alejandra Pizarnik, H. A. Murena, entre otros), se tradujeron por primera vez a Carl Jung, D. H. Lawrence, Theodor W. Adorno, Graham Green o Jack Kerouac (estos dos últimos en versiones de Juan Rodolfo Wilcock). Por su trascendencia, se destacan aquí la traducción de Borges de Palmeras salvajes de William Faulkner, Lolita, de Vladimir Nabokok (por Pezzoni, con el pseudónimo de Enrique Tejedor) y Malone muere, de Samuel Beckett (por Bianco).
Hacia mediados de la década del 1950, la revista empezó a recibir fuertes críticas de otras publicaciones literarias y, especialmente, del grupo Contorno. La aparición, ya en los sesenta, de nuevas revistas menoscabó su gravitación cultural. Y a esto se agregó, en 1961 (número 270), la renuncia de Bianco a la jefatura de redacción luego de una diferencia irresuelta con Victoria Ocampo acerca de la Revolución Cubana. Ese cargo sería ocupado hasta 1968 por María Luisa Bastos. Fue un período que en el que colaboraron Pizarnik, Mario Vargas Llosa, Severo Sarduy y Sylvia Molloy, y en el que se publicó un número especial en torno a Shakespeare que incluía una selección de críticas preparada por Borges. Durante el último período, la tarea de jefe de redacción fue cumplida por Enrique Pezzoni. Crítico y traductor, Pezzoni alentó esas dos zonas e incorporó el comentario de los acontecimientos políticos. La última edición de Sur (número 347, julio-diciembre de 1980) estuvo dedicado enteramente a homenajear a su fundadora, muerta poco tiempo atrás. Aun antes de su cierre definitivo, Bianco definió admirablemente el itinerario de la revista a lo largo de casi medio siglo: "Sur no ha hecho concesiones a la vulgaridad, las ideas hechas, los sentimientos convencionales o la pereza mental del lector. Ha tratado, en cambio, de estimular su inteligencia. Ha logrado, creo, interesarlo en las nuevas corrientes literarias, en los problemas estéticos o sociológicos vigentes en el mundo, o en los eternos problemas de la filosofía".

Bibliografía

John King, Sur. Estudio de la revista argentina y de su papel en el desarrollo de una cultura. 1931-1970, México, Fondo de Cultura Económica, 1989.

Eduardo Paz Leston, "El proyecto de la revista ‘Sur’", Capítulo. La historia de la literatura argentina, Nº 106, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1981.

Victoria Ocampo, Autobiografía, Buenos Aires, Sur, 1979-1984.

José Bianco, Ficción y realidad, Caracas, Monte Ávila Editores, 1977.

Jorge Luis Borges, Borges en Sur, Buenos Aires, Emecé, 1999.

Beatriz Sarlo, La máquina cultural. Maestras, traductores y vanguardistas, Buenos Aires, Ariel, 1998.

Patricia Willson, La constelación del Sur. Traductores y traducciones en la literatura argentina del siglo XX, Buenos Aires, Siglo XXI, 2004.


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