BEBÍ DE TUS OJOS.
Bebí de tus ojos,
tu bebiste de los míos,
y, en un haz de luz,
nacimos primavera.
Bebí de tus ojos
claves de sol
que entonaban himnos de ternura
nuestros pentagramas en uno.
Bebí de tus ojos
el verde de los campos,
con el fulgor de tu luz
me alimenté de tu horizonte.
Bebí de tus ojos
el gozo por la vida,
me así de tu mano
y me sentí embelesada.
Bebí de tus ojos
un cielo de paz,
que alivió el camino
de mi boleto de partida.
Bebí de tus ojos
tus pensamientos más dulces,
que besaban los míos
como yo besaba los tuyos.
Mientras bebía de tus ojos
y mis labios reían con tus labios
aromas a hierba húmeda,
mi alma, muy calladamente,
iba dejando lágrimas diversas,
lágrimas de nuevas alegrías,
lágrimas de tristeza al marcharme.
Te las dejo, mi amor,
para que riegues nuestro jardín
hasta el día de nuestro encuentro.
Aunque tú sabes,
que bebiste de mis ojos
hasta el último pliegue de mi vida.
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