jueves, 14 de marzo de 2013

Maria Teresa Di Iorio



En Silencio

Puedo escuchar, aunque los doctores digan lo contrario o no tengan la certeza de mi estado.
Hoy los oí, cuando decían que tu declaración ante la policía seguramente era mentira, no creen que sea víctima de un asalto, sino más bien de tu mal trato. Pero nada pueden hacer ellos, si no despierto de este coma en el que me he sumergido.
Estas maquinas o aparatos a los que estoy conectada vigilan y controlan mis latidos, no así mis sentimientos…
Controlo el dolor de las agujas en mis brazos y el dolor de las heridas que en mi dejaste.
Presiento tu miedo cuando me hablas al oído, tu voz se quiebra al pensar que puedo despertar en tu ausencia. Tu cobardía impide que descubras el porque estoy así. Que me debato entre el amor y el odio.
Ya no quiero que me pidas perdón, que me prometas que no lo volverás hacer.
Ya no quiero tus caricias. Mi cuerpo tenso no puede disimular el rechazo a tus manos.
Ya no se me eriza la piel con el roce de tus dedos.
Pero carezco de fuerzas. Mi energía desaparece, mi alma se hunde en la oscuridad, me frustro ante el intento y me resigno refugiándome en el silencio.

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