lunes, 30 de septiembre de 2013

Fausto Antonio Aybar.


SONÁMBULOS 

No importa dónde y cómo.
En el parque, las oficinas, al cruzar la raya transversal de la calle, al volante, en el ómnibus. Ya no utilizamos la boca para hablar, es tiempo dactilar, tenemos sobrenombres, distorsionamos el lenguaje, la memoria RAM evoluciona, el GB nos consume, somos sonámbulos, montones de huesos hacia un abismo de hologramas. Y despierto, y despertamos.
Somos esclavos, títeres presumiendo libertad.

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