martes, 24 de septiembre de 2013

Oscar Eduardo Flores

MI BELLO PRIMER AMOR

Aquella noche de verano de eventual ida al baile,
rememoro que te conocí, y te revelaste tan diáfana,
que eche de ver, que tú eras a secas para mí profesar,
y al conato de mi sentir, quise saber si tu sentir me admitía,
no tardé en evidenciar y de inmediato supe que hallé el erario.
Mi funcionar fue más resuelto que mi mente y… te concedí mi corazón,
todavía me faltaba lo mejor del encuentro, del noviciado del sentir,
conocer que contigo me instruiría en el significado del vocablo, “amor”,
a la par debo dar la razón y gratificar que mi encuentro contigo aprendí,
que el amor no sólo es regocijo, también es dolencia y que todo ello es lindo,
si, es lindo, es sublime, es pulcro, cuando es puro y franco.
Cuando me cultivé todo eso, supe que el amor, es un grado de la vida pasmosa,
se educa a estar positivo, que la placidez tiene muchos caminos,
que siempre una salida se localiza, eso es lo que tú me das, amor en vida.
Esas sonrisas habituales en cualquier soplo y lugar, que es notoria,
en mi rostro como una clave de sol al inicio de cada manifestación,
es gracias, a que con tu paleta de colores, has sabido dibujarla.
Tengo que declarar ante todos, que te amo, porque tú, cincelaste en mi alma.
ese asombroso verbo, amén que es mi primera vez, de la inclusión,
de esa palabra en mis sentires, llevándome a verla tan hermosa,
como el fruto de ese árbol, que siempre llega, luego de florecer y no falla,
igual yo responderé, como los pétalos de la rosa roja, que es roja de vida.
Puedo asegurar, que todo ese amor que sentimos, es como ese árbol,
como esa flor que tú, misma elegiste, para el aroma de nuestro amor.
Nuestro amor, nuestro amor sin vacilaciones, sin reglas deficientes,
si lleno del color de la admiración, de la adoración, que me lleva,
al agradecimiento eterno, por ser mi primer amor, o mejor dicho:
“mi primer… buen amor”

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