viernes, 27 de septiembre de 2013

Oscar Eduardo Flores Sánchez


AMOR MUERTO EN PRIMAVERA

El tiempo se diluyó, 
No es posible que atienda,
Tus intentos de disculpas,
No entiendo tus ganas de hablar.

En la cristalina mañana,
Que el Sol no brilló,
En el verde jardín primaveral…
Se secaron los blancos jazmines.

Todos mis fuertes reconcomios,
Nacidos para ti, murieron,
Tu regreso, no lo comprendo,
Tú, tu misma borraste el camino.

No advertiste que llegabas,
Por senderos de nieve y tinieblas;
Donde tus huellas fueron felices,
No queda un solo rincón iluminado.

Nadie para escucharte y responderte,
Por favor, no vuelvas, no insistas,
Donde fue tu adorada hornacina,
Hoy es un cúmulo de torres caídas.

A mi lado solo existe mi alma,
Que el Señor sabe porque no se va,
Ya que la historia se tumba mutilada,
Y deja que mi solitaria congoja, 
Termine mi suspirada presencia.

Todos los anhelos que te galantearon,
En las montañas del querer,
Y a las sombras te esperaron,
Vieron que en la esquina del camino
No volverían a verte, girar a mí.

Las raíces de la desesperanza,
Que tú misma alimentaste,
Con un “todavía”, que fue “nunca”
Ahogaron mi lacerado,
Subyugado, corazón enamorado.

Y con la esperanza en ruinas,
Se alejaron y se escondieron,
Por eso, es inútil que retornes,
Es infecundo que los llames.

Todos mis sueños desnudados
Los cubre mi sábana negra,
Bordada con pétalos secos,
De flores… en primavera.

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