TU SEXUAL PIEL Y MI AMOR (Relato)
Admito que las ganas de poseerte esta noche llena de estrellas y plateada luz lunar que me baña en mi solitaria cama,porque no hay nada más triste que una cama vacía,,, de mujer y amor, se desboca y salta por la ventana de mi dormitorio, en tu búsqueda para que llenes de nuevo este altar del amor, donde tu suave piel encendida, fue la iluminaria de mi cuarto, que llenabas con tu rosario de suspiros, incendiándose de pasión, en este lugar de pura entrega integral, porque este sitio, que llamamos alguna vez alegremente nuestro nido de emociones e inquietudes, descubrí que habías nacido para mí, junto al fuego que adquiriste al conocer mis pensamientos, cuando tus curvas sensuales y audaces, me entregaste en el mejor sentido… de la pura pasión.
Y aquí estoy, luego de desandar caminos llenos de lluvias internas y lavados muslos incendiados, golpeando tu puerta, luego del tiempo y la distancia acortada por las ganas de ti, sin siquiera tomar otra vía, que pudiera reemplazarte, y ¿sabes porque? Porque tu eres la dueña de mi cama, y no habrá temblores ni tormentas, que me desvíen del camino a tu corazón.
Te cuento que es cuando pienso, en las marcas dejadas por tu cuerpo en mis sábanas de raso blanco, donde resaltaba el cobre de tu piel que hacía palidecer la luz del velador, y las arrugas cuando las aprisionabas con tus manos, cuando yo besaba tu desnudez y dejaba rastrillas de mis dientes en tus gloriosas columnas griegas, que me abrazaban al ponerme entre ellas, buscando mi jardín de ensueños, desde el momento que me dejaste sacarte los pétalos suaves como rosas, con mi piel de hombre, que agradeció que te dibujara,facilitado por tu humedad, la boca de tus íntimos labios temblorosos y solícitos de mi, con el roce de mis dedos.
Por todo ello que estoy recordando y hablando mentalmente contigo, es que me encuentro en tu puerta, dispuesto a golpear y pedirte que me acompañes,para que el fuego de mí, las llamas de nuestra cama, no se apaguen nunca más.Te quiero amada mía, con todas las ganas desbocadas de mi piel, que mi corazón enciende, porque mi alma te reclama con su más puro sentimiento, llamado… amor.
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