DECLARACIÓN
Laxo y desplegado,
el pensamiento lleno de sensatez,
y teñido de mesura,
traspasa el dominio de la usanza.
Colocar esa mística y dorada argolla,
en el blanco, suave y delicado anular,
que sobreviene con aire de altivez,
al ser santificado con ese símbolo de amor.
Regresión con una vigorosa profundidad,
el galanteo recibido,
reflejado en los luminosos ojos,
de esa criatura sensiblemente elegida,
y peculiar de corazón agitado.
La noche es el cuadro,
preparado para la testimonio,
que aísla el singular pensamiento,
que se estimula en la certeza.
Y es la mujer, que colmada resguarda,
toda la energía que da el momento,
y es la emoción que propaga
por su cuerpo, cándidamente agitada.
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