viernes, 13 de septiembre de 2013

Oscar Eduardo Flores


DESPERTANDO

Cuanto agradecí poseer,
aquellas noches admirables,
de relatos con gusto a boleros;
instantes exaltados, inolvidables,
de sedosas agitaciones sensibleras,
con las que hemos versado,
nuestro ilustre y sempiterno amor.

Los murmullos que compartían,
nuestros vigorizados corazones,
no abonaban una interrupción,
magno que la de nuestros besos,
custodiados del frenesí,
que las voces sacramentaban,
como un hábito a diario renovada.

Todo esto agradecido,
a las noches dedicadas por tu corazón;
fue ese estallido que me animó,
a descobijarme y eludir,
el eclipse de espíritus,
en que estaba subordinado,
ese sentimiento… que lo tenía apartado.

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