viernes, 23 de agosto de 2013

María Amparo Lamas Abella



Somos pueblo.

Somos indisolubles.
Pueblo de núcleo y hueso.
Mundos ancestrales.
Cera llovediza, maleable.
Enjambre de civilizaciones.
Pergaminos, con sangre delineada,
con simbolismos, misticismos,
desviaciones, inclinaciones,
valores, umbrales, ideales.

Somos pluralidad, raza,
estimulada por equivalente luz.
Brotamos, elevados,
yacimientos de la hembra tierra,
bañada por la palpitación de los mares.

Somos hermanos, linaje de sangre humana.
Anudados por similar cordón umbilical.
Similares nuestros temores,
ávidos de afines empeños.

Somos un único cosmos,
con diversidad de mundos.
Cabrioleando las mismas danzas,
entonando músicas y cantos.

Somos vida en caravana.
Locomotoras, activas, en acción.
Somos trotamundos de fabulas,
narradas a nuestra manera ,
con religiosa devoción.

Somos estirpe, continuidad,
savia, existencia.
Estampa ,adagio de la belleza.
Somos pueblo divino,
creado para pervivir,
diseñado para amar.

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