EN EL AMOR
En el amor no prometas nada, no propongas nada, solo así nadie dispone de ti. Cuando no hay objetivo, sin expectativas más allá del presente, en el amor no hay fracaso posible. El amor es la religión del momento, ¿qué puedes prometer? Ya estás en el momento y de la calidad de este momento nace el siguiente, es un continuo que no cesa, ya no debes prometer, solo promete el que duda, ¿cómo puedes dudar del presente? Si prometes amor, entonces la promesa se convierte en algo más importante que el amor, ahora lo conviertes en compromiso y deber. Dices: “Te di mi palabra”. ¡Exacto! Diste tu palabra, pero la palabra nace del pensamiento, un fragmento de ti, ahí no eres total. Cuando la mente suprime el corazón ahora nacen necesidades irreales en forma de ideales que no se van a cumplir: proyecciones y simbolismos que no sientes, solo imaginas. El que promete es el ego y el que fracasa también, pero no el amor. Pero cuando sientes, eres uno con el otro, una unidad sintética, dónde todo se vuelve uno, por eso te siento y no pienso que te amo, amo porque siento. Cuando comprendes esto, es como si fueras flotando en el río de la vida, adaptándote a las irregularidades del terreno, y como el amor buscas la vía de menor resistencia: fluyes. No dejes que el amor se convierta en una institución, son deberes, pero no amor; en las instituciones uno debe siempre comportarse pero no ser espontaneo; no quieren la abundancia de la energía de la vida, porque cuando tienes esta abundancia de energía, e incluso, a distancia lo haces llegar: el amor es imparable.El amor te mantiene joven, está naciendo continuamente, es vital, emana del corazón, del ser, su latido está siempre aquí, no late para mañana y no promete, no se adelanta. Realmente uno nace cuando nace al amor, lo demás es ir cumpliendo años, pues cada vez que lo celebras mueres un año más. Pero el ego envejece, te desgasta con sus esfuerzos por estar dónde no debe ¿No estás arto de tu ego, con quién estás viviendo, no tienes el enemigo en casa? El ego es viejo, es el pasado tratando de imponerse al presente cargado con la losa de tus fracasos, arrepentimientos y odios que aún tienes pendientes de solucionar y, entonces, sabotea al amor no dejándole fluir. El amor es joven porque no lo puedes acumular, está fluyendo y es inocente, pero, para muchas personas, inocente equivale a tonto. Ponle condiciones al amor y por su propia naturaleza desaparece, es inabordable por naturaleza, salvaje. Y, si desaparece solo te queda el ego disfrazado de compromiso y fidelidad: sucedáneos míseros llenos de deber y sacrificio. ¿En que se ha convertido tu vida ahora? En puro ego que intenta “practicar” el amor y se estrella una y otra vez contra las rocas de la indiferencia. Ahora siempre estás esperando amor, estás en la cola de espera de los demás, pero la pregunta que debes hacerte es: ¿soy capaz de recibir amor? Eres capaz, estás receptivo o lo tienes que pasar por el filtro de tu ego: pasado, apegos, identificaciones, condicionamientos… Pero el amor no es una exigencia, nace de la profunda comprensión, no puede ir mendigándolo, no puedes demandarlo, es algo que se produce por la felicidad suprema de darlo y se multiplica volviendo a ti, pero jamás lo exijas. Exigir es una barrera entre tú y el amorAl ego no le interesa lo que no puede poseer y el amor no lo puedes poseer, por eso se disfraza de múltiples maneras y te confunde y acabas en la desesperación al poseer a la otra persona. Por eso, mientras el ego habla no se escucha el silencio amoroso del corazón, un silencio que canta, que danza, que fluye… El amor es existencial, es tu estado natural, tengas relaciones o no; no te enamoras porque el otro sea así o de la otra manera, sino porque eres amor: tu estado natural. Lo esencial en el amor, no es amar, es ser amor, estar pleno de él. No hay motivo para el amor, tú no eres mi motivo, pues cuando hay un motivo, entonces allí, en ese momento se acaba el amor. ¿Si amas a una persona por un motivo, esa misma persona puede odiar a otra a la vez? ¿Es eso posible? Eso pasa por funcionar por motivos que antes o después desaparecen. Cuando amas no dependes de la persona amada, pero a tu ego le gustaría eso y es debido a ello que se inventa un motivo. Solo puedes amar a uno si eres capaz de amar a todos, pasas de restringirte a expandirte, entonces amas a todos en esa persona, a través de ella: sincronía, estamos en comunión. Así el amor se salva de la relación: el simple bagaje del intercambio de las personalidades y la cosa funciona un poco si es equitativa. Estar pleno de amor es nuestra naturaleza, no hay motivo, eres así, descúbrete, no te aplaces. Y, recuerda una cosa: en el amor nadie te engaña, tu mente proyecto tus ideales para que se cumplieran tus deseos, y esa planificación te impide llegar al corazón del amor que solo surge de la espontaneidad, por eso no sientes el amor, solo piensas que amas. Ahora deja que la espontaneidad surja, es posible que al principio te cueste un poco, que te sientas incomodo, años de esquivarla se nota, pero después una energía amorosa te invade de tal manera que te lleva al éxtasis del amor. Solo así la vida merece ser vivida, te invito a que no solo sobrevivas.
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