14 de agosto
Las calles milenarias pobladas de carniza.
La revolución se ha vuelto coágulo.
Humanos humeantes de sus ramas desgajados,
metrallas sobre el horizonte.
El desierto aloja el aroma de sus muertos.
El llamado gime una oración corta
y los faraones ríen en sus tumbas.
El caos sopla velas sobre el mar de las razones,
mas, nunca habrá razones para la muerte absurda.
Hoy la muerte se ha escrito por decreto in-humano
y el dedo acusador se interpuso al destino.
Apresado el elegido, se libera al títere homicida.
Y por entre el caos la gente sufre, sufre…
Se derrama la sangre como cera de mil velas,
fundida, seca y mezclada cae en el abismo,
tal como una gota oscura.
El tiempo no regresa y tampoco los muertos.
Ya ni Dios pudo salvarlos de una trampa segura,
ni Dios, aunque provea la gota esperanza.
Gracias por compartir mis letras, que son ahora de todos. Un abrazo grande. Salma
ResponderEliminarBella poesía de luto, tanto sufrimiento y dolor de gente inocente. espero que pase pronto esta pesadilla de nuestros hermanos. un fuerte abrazo querida poeta y amiga
EliminarUn poema de una reflexión infinita, verdaderamente, merecemos la categoría de seres humanos, pues la realidad dice lo contrario, amiga poeta, este es nuestro gran reto, llevar objetividad desde las letras para que la humanidad se encuentre así mismo, abrazos.
ResponderEliminarAtt: Fausto Aybar.