DESLINDE
En la solemnidad de la investidura; el diccionario se adueña del protagonismo, aplausos a granel, mas al salir del trance, un niño pide, una moneda para comer. Y es el único instante para darnos cuenta, que nuestra prenda de vestir más lujosa es: nuestra propia piel.
Entro al blog de Letras Libres, y les dejos mis huellas, mis saludos.
ResponderEliminar(Cuando los sueños afloran, no hay tiempo para el olvido)
Fausto Aybar.