miércoles, 28 de agosto de 2013

Fausto Aybar

DESLINDE 

En la solemnidad de la investidura; el diccionario se adueña del protagonismo, aplausos a granel, mas al salir del trance, un niño pide, una moneda para comer. Y es el único instante para darnos cuenta, que nuestra prenda de vestir más lujosa es: nuestra propia piel. 

1 comentario:

  1. Entro al blog de Letras Libres, y les dejos mis huellas, mis saludos.
    (Cuando los sueños afloran, no hay tiempo para el olvido)

    Fausto Aybar.

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