jueves, 25 de julio de 2013

Dott Israel Cruz



“La Dama de negro que entro por la puerta aquella noche de Marzo”

Una noche como la de ayer llego a la plaza una mujer anciana, parecía pordiosera por los trapos rotos que llevaba encima, al llegar nadie le tomo la mínima importancia pues en la plaza era muy común ver personajes en las frías sombras de la noche, pero esta era especial, no me preguntes ¿Por qué? Solo se que lo era, en realidad nunca la conocí, solo escuche la historia en el bar de Don Richard en una noche de copas cuando mi compadre Humberto llego con una historia, como lo hacia cada viernes en aquel bar de esquina.
Esa noche era extraña Humberto ya estaba ahí con dos botellas de delantera parecía desahuciado por una razón que aun desconozco, -Richard tráete otras cuatro botellas-dijo con la autoridad de un capataz a punto de ordenar la ejecución de un subordinado; llegamos todos al bar éramos si no mas recuerdo ocho y con migo y Richard diez,-Muy bien, empecemos-dijo Humberto con rudeza.
Empezó- Todo fue como la noche de ayer, una fría noche de marzo-(todos reímos a causa de que estábamos en marzo) – ¡cállense hijos de puta!-continuo cuando nos callamos-una vieja pordiosera llego a la plaza con unos trapos encima, ¡SE LOS JURO! era una mendiga de aquellas de la avenida Madrid, era una vieja de cabello blanco harina, una joroba de camello que no era mas humana que un rumiante animal de desierto, estaba halando un viejo sillón rojo, roto por las ratas, mal oliente y con un aspecto a trono de satán, que no se imaginan. La vieja tenia un rasgo de ancianidad familiar que me recordaba a la vieja Elvira-suspiro- ¿se acuerdan cabrones? (la vieja Elvira era una dulce anciana que contaba historias cuando éramos pequeños, antes de ser unos borrachos sin oficio mas que ahogarnos en alcohol) continuo- ¡hay compadres esa me puso la piel de gallina por cobarde!-reímos de nuevo pero con mas fuerza hasta que nos callo el viento frio de noche- eso paso cuando ella empezó a hablar-dijo Humberto-la mujer nos conto que la ella venia de un lugar de piso amarillo, de una niña de zapatos rojos, y una buja que maldijo el pueblo, nos conto de una enfermedad de insomnio, no se imaginan cuando empezó su relato:
“Una dama de negro caminaba por el reino de donde vengo, una mujer de negro le seguía la tragedia por lazarillo y los hombres que se endamaban con aquella le eran por sustento, ellos desaparecían días y los encontraban flotando sin tripa, ni ropa eran cruelmente mutilados…-el frio se intensifico me diente la copa se vaciaba y pedíamos otra-…los hombres que sobrevivían a la masacre de la tierra del insomnio, donde nadie duerme si no es en piernas de una mujer de la calle con temor de equivocarse y encontrarse con la horripilante muerte de la mujer vestida de negro-Humberto se detuvo mientras tomaba de su botella y nos decía que la historia era cierta, nosotros en medio de nuestra ebria condición no le tomamos menor importancia y pedimos que continuara, en voz de borracho y con cobardía de rocinante continuo- la vieja de cuerpo de camello se levanto y se rio delos que estábamos presentes escuchando el relato nos dijo que a cada uno nos llegaría la hora de muerte de la mujer de negro, que tocaría nuestra muerte, “pobre suerte la suya pobres diablos”….
-déjate de patrañas-interrumpí el relato del borracho que empezó a llorar, proviniendo juicio para cada uno de nosotros y cada uno se fue a su casa con risas a voces. Ya marcando las doce dela madrugada en mi borrachera pase por el cementerio de los ilustres, escuche la risa de una vieja, que apareció frente mi una jorobada repugnante a la cual no tome importancia y pase de lado diciendo-Vieja vete ala cama que la mujer de negro viene-, la vieja lanzo una carcajada y arqueando la ceja me dijo en tono irónico que levanto mi borrachera de una patada,-ya lo se, no abras la puerta a la mujer de negro- rio y se fue.
Llegue a mi casa tambaleándome de borracho, y saque mis llaves que cayeron al suelo, en mi torpeza las recogí y abrí; me eché en mi canapé de color rojo, como el de la historia a pensar en la vieja del cementerio, en eso escuche la puerta y un toc toc.. Que me trajo a la mente la vieja y la mujer de negro, de eje a un lado la paranoia y abrí la puerta, parada en su marco una mujer de hermosa figura… y bueno el resto es historia estoy muerto y espero aquí a que Don Richard abra la puerta del bar para limpiar la tripas que se salen de su lugar.

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