lunes, 1 de julio de 2013

Nancy Mejía

AUNQUE EL TIEMPO CUIDÓ AL AMOR.

Erase una vez el tiempo...heredero absoluto de la vida, hijo de la oportunidad y primo hermano del destino. Decíase ser ajeno al amor y pasaba desapercibido por él, para no interferir en las historias pasionales de la humanidad, así no llevaría en su espalda cargos de conciencia. Sin embargo, era su tarea diaria caminar paso a paso por la vida y era inevitable causar controversia entre quienes detectaban su existencia. 
El amor, había hecho nido en el corazón de dos extraños, que como por arte de magia al mirar en sus ojos se enamoraron con locura, pero tímidos e introvertidos, prefirieron sentir sin hablar y guardaron ese amor infinito en el cofre secreto de los anhelos, sin darle ninguna oportunidad de ser explorado. 

Pasaron muchos años y el tiempo luchó incesantemente para no dejar huella en ese amor secreto que él conocía perfectamente, se esmeró en que cada evento acaecido en la vida de los dos enamorados, mantuviera el mismo encanto de la primer mirada y cuidó con sigilo de que a su paso no se colaran intrusos que pusieran en peligro esa utopía de sentimientos.
Algún día…la vejez tocó la puerta de los dos corazones, ya cansados y agotados de contar muchos calendarios. En sus almas el amor a flor de piel lucía intacto y en un arranque desesperado por hablar y expresar la pasión infinita que había sido capturada en un secreto, decidieron vivir, proclamar a cielo abierto los millones de te amos nunca dichos y estar juntos con la única razón de querer ser amados.

Feliz el tiempo ante tal decisión, festejó en gozo de alegría, pensó que siempre estuvo ausente o por lo menos lejano de ese amor y decidió acercarse para felicitar a los enamorados. Fue así como se aproximó a ellos, caminó pocos pasos y presintió que no estaba tan lejano a ellos. Cuando llegó, los miró profundamente y les sonrió, pero de repente sintió una dura corazonada que azotó su pensamiento y se dio cuenta de que ya no podía existir más para ellos. 

Era tarde, su destino trascendía hacia otro rumbo y tuvo que despedirse con tristeza de aquellos amantes que perdieron el tiempo en un secreto de amor. Ya no hubo mas tiempo para ellos y nadie sabe si después de la muerte se encontraron en algún lado del camino, donde el tiempo dijo adiós. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario