miércoles, 3 de julio de 2013

Javier Gonzalo Rodriguez

LAS PUTAS NO BESAN
Sinfonía de un amor

Manuel había nacido completito pero por esas cosas del destino, la Estación Sarandí se quedo con una parte de él, esto lo sumió en una profunda depresión que era regada a base de ginebra a pesar de su corta edad, tan solo veinte años. Manuel también ofrecía un rostro dotado  de  una “belleza exótica” y sin mucho destino por delante, solo le quedo la calle como casa y la venta ambulante en los trenes como sostén,
Cuando Manuel  cumplió veintitrés y a modo de regalo de cumpleaños se dirigió al Cabaret “Afrodita” de Constitucion, donde esperaba que las mercaderes del amor le dieran conocer los placeres de la carne y tal vez inaugurar sus labios en un beso. Al ingresar ,las chicas hicieron una fila pero una llamo su atención ,una bella rubia de origen francés ,según ella, y que se hacía llamar Marlene dotada de un cuerpo bello ,una piel suave y perfumada ,prolija en su aseo personal, Marlene era de esas merestrices que pocas veces se encuentran  por ciento cincuenta pesos y que le daría a Manuel unos instantes de “’placer” que Eros reclamaba. Cerrada la transacción comercial, Marlene acompaño a Manuel a la habitación donde una cama, una palanga, una botella de ginebra junto a dos vasos y una vela conforman la escena. Una luz tenue de color ámbar completa el cuadro e invitaba a un breve pero potente acto de seducción, el de apreciar un cuerpo femenino en su completa desnudez pero Manuel solo observa, aun vestido, mientras Marlene ya lo espera en la cama un tanto impaciente.
- Me tenes miedo-pregunta ella con aire sobrador.
-No, es que sos muy linda-contesta el
-Ya lo sé, lávate y dale que la noche es larga-pide imperativamente ella.
Manuel se comienza desvestir pidiéndole a Marlene que apague la luz, aunque ella ya había notado la prótesis que completaba el cuerpo de Manuel.
Manuel se desviste, se higieniza y raudamente se mete en la cama. Por un instante algo inquietante paso. Manuel y Marlene se miran y en un acto inexplicable, ella lo beso inexplicablemente y  al darse cuenta de su error, rompió repentinamente la magia que se había creado en ese toque sutil pero pasional de labios. Tan fuerte fue la pasión que Manuel quiso besarla y ella comenzó a gritar, en instantes un señor de dimensiones importantes, pelo corto y bigote  estaba tomando a Manuel por los brazos, y mientras era expulsado de la habitación y previo ajusticiamiento del fiolo sobre sus riñones, gritaba por Marlene a lo que el fiolo le respondía que las putas no besan, mientras lo empujaba a la calle y le reboleaba la pierna ortopédica.
 Manuel era apaleado en su muñón con saña incalculable mientras golpe y golpe el fiolo le recordaba que - las putas no besan- y que si lo volverían a ver por la zona, lo seria dejado en silla de ruedas.
Marlene escuchaba los gritos y observaba la escena por la ventana, al ver que el fiolo giro para ver la ventana hacia donde miraba Manuel, ella se asusto y cerro la tela que hacía de cortina.
Tras la paliza, Manuel busco la pierna ortopédica arrastrándose por el callejón, la tomo y con gran dolor la coloco de nuevo en su posición, incorporándose como podía, y comenzó a desplazarse con gran dolor con dirección a la Estación donde cayó en una de las escaleras y se desmayo. Despertó por la mañana en una sala del hospital público, llena de olores nauseabundos y con una extraña sensación, alguien lo estaba observando. Era Marlene que yacia sentada a solo tres metros en una silla incomoda de mimbre. Sus miradas se cruzaron y algo volvió a conectarse. Sin dudarlo el pregunto-¿me amas? Y ellas respondió-solo me das lastima – en un tono despectivo y frio, ajeno de sentimiento. El sin decir nada giro la cabeza hacia la otra dirección donde perdió la mirada contra una mancha de humedad. Luego de unos quince minutos de tenso silencio, ella se levanto y sin despedirse se fue. El ni la miro.
Tras dos días de internación Manuel fue dado de alta y volvió a su rincón de la Estación donde lo recibieron sus compañeros y le repetían que las putas no besan, que seguramente estaba mintiendo, lo cual enardeció a Manuel que con faca en mano, trato de convencer a los presentes que había besado a una mujer bella y de labios sabrosos ,todo culmino cuando un bastón policial llevo a Manuel con Morfeo y nuevamente despertó en la sala del hospital.
Dos días más tarde Manuel estaba listo para volver a “Afrodita” pero sabía que tenía que ingeniarse un plan para que el fiolo no lo descubra y apalee nuevamente .Armado de paciencia y dada su poca movilidad tenía que buscar un acceso fácil y práctico para no ser descubierto y asi, ingresar al local. Recordó que mientras era empujado vio una puerta lateral que comunicaba el salón con las habitaciones y estas con el pasillo, solo debía esperar que saquen algún cliente por la puerta trasera y tal acto aconteció alrededor de las dos de la mañana ,debía trabar la puerta con algo y ese algo resulto ser su dedo mayor de la pierna ortopédica que hizo de tope para dejar la puerta disponible para ejecutar  la maniobra de ingreso. Asi se escabullo sigilosamente por el interior de los pasillos hasta que llego al salón donde Marlene coqueteaba con un caballero de prominente panza y escasos dientes, quien realizaba un profundo recorrido de las curvas de la joven. Manuel indignado pensó en golpear furiosamente al panzón pero sería descubierto, así que solo siguió expectante la escena. La misma siguió con el caballero intentado besar a Marlene quien devolvió un certero y potente cachetazo sobre el rostro del señor que respondió con el envió de un puñetazo sobre el estomago de Marlene , quien cayó sobre sus rodillas sin aire. Manuel comenzó una irregular pero continua carrera hacia el Señor que al percatase de la presencia de Manuel lanzo otro puñetazo pero con destino hacia el rostro del joven rengo, quien cayó desmayado sobre el piso.
Se despertó un tanto mareado y con un prominente moretón en su pómulo izquierdo, pero las chicas se apiadaron de él y le colocaron una bolsa con hielo, mientras escuchaba los gritos típicos de la aplicación de correctivos por parte de fiolo a quienes osaban tocar a alguna de sus chicas. Media hora más tarde el fiolo ingreso con los puños llenos de sangre, miro a Manuel con expresión inquisidora y siguió su camino al baño, tal vez para lavarse u orinar.
Marlene era la única que no se acercaba mientras las chicas le daban las gracias por el acto heroico y le ofrecían recompensas nada despreciables pero Manuel no dejaba de mirarla.
Ella seguía en una actitud fría y distante mientras se acomodaba el portaligas.
El momento de gloria de Manuel duro lo que el cafiolo tardo en reconocerlo y volvió enfurecido de baño al grito de –rengo, te voy a dejar en sillas de ruedas-pero algo paso, las chicas protegieron a Manuel, quien ya estaba resignado a otro despertar en el hospital. Ruegos y algunas caricias especiales permitieron que Manuel no fuera apaleado y de repente Marlene se acerca al fiolo y susurra al oído, este cambia su semblante y lanza una frase inesperada-¿queres laburar aca?.Manuel quedo atonito y el fiolo le pregunto-aparte de rengo ¿Sordo?-
A lo cual Manuel respondió-Cuando empiezo- era su oportunidad de estar cerca de Marlene
El puesto sonaba interesante, la atención de la barra con acceso a dos copas por noche y alguna de las chicas que estuviera desocupada luego de las tres de la mañana.
Como adelanto de sueldo, Manuel recibió un pantalón de vestir y una camisa acompañada de un par de zapatos de los cuales el derecho estaba roto pero eso no le preocupaba a Manuel y su pierna de madera.
Durante dos meses Manuel tuvo que contener su enojo al ver como los clientes recorrían las curvas de Marlene y esta los llevaba a la habitación pero tenía un plan osado
, robar la recaudación de la noche tanto de la barra como de la caja y escapar con Marlene en la moto del fiolo. No sabía cuándo ni cómo pero la decisión estaba tomada.
Otros dos meses de trabajo le permitieron a Manuel salir de la calle y alquilar un habitación en un hotelucho de Constitución, la misma era compartida por tres caballeros de dudosa reputación y una señorita que prestaba sus servicios en “Afrodita”, ella era la clave para converser a Marlene de escapar. Ya que había escuchado en varias oportunidades que esta amiga de Marlene comentaba lo cansada que estaba de esta vida y que soñaba con irse a otro lugar, lejos muy lejos.
El viernes era el día de mayor recaudación y casi siempre, el segundo viernes de cada mes. Así que Manuel solo tenía que dar el primer paso, aunque suene gracioso.
Alrededor de las dos de la mañana, la caja tenía una suma importante y Marlene estaba libre, algo raro, esto fue la señal que Manuel necesitaba para iniciar su plan. Saco las llaves de la moto, el dinero de las cajas y lo coloco en los bolsillos de la campera comenzó a caminar hacia Marlene y la tomo de la mano, ella intento negarse pero otra vez la mirada de ambos se conecto y automáticamente se dejo llevar por Manuel, quien si mediar palabra la llevo por los pasillos hacia la salida, ella solo llego a tomar un sacon de piel  ya que estaba en ropa interior y de tacos, El pidió que por obvias razones ella pateara la moto y una vez en marcha el fiolo vio el final de la escena con ellos huyendo, salto de la silla tirando el vaso y la botella de ginebra mientras la señorita en sus faldas caía de nalgas al piso, y comenzó a correrlos ,saco su revólver y descargo los seis tiros ,que por obra divina o por el estado de ebriedad del fiolo, no dieron en ninguno de ellos, enojado y frustrado el fiolo gritaba enérgicamente-Las putas no besan-
Mientras que la moto con ambos subió tomando el Puente Pueyrredon sin que se tenga noticias de ellos al día de hoy.

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