martes, 16 de julio de 2013

Oscar Eduardo Flores


ORIGEN EN AGUAS CRISTALINAS


Caminando por este valle de pensamientos,
muy cerca los hombros uno del otro,
hubo un momento de silencio justo para,
preguntarme, con la dulzura del sentimiento,
que quiere aclarar algo que siente y algo le falta,
¿Cómo se pone el alma, cuando se sabe que…
es tan anhelada? Al verte así, así tan cerca de mí,
transmitiendo tu tibieza a mi cuerpo… mi corazón,
le da tanta vehemencia a mi cuerpo que palpita por ti,
que pareciera que un volcán se desborda por dentro,
como una pradera de sensuales dilataciones invariables, 
de amor, de anhelos, de ternuras, pasiones y placeres,
avivando el ardor de mi piel de hombre con aroma de amor,
que me hace verte como un bosque tierno, alegre y bello,
porque agasajo tu piel aromatizada a primavera con besos,
que me acceden ungir mis labios de tu melada…boca.

Toda tú, eres un manantial, tan de aguas cristalinas,
que me dejan apreciar con mis ojos, tus ansias de caricias,
y es ese corazón mío el que quiere agasajarte, entregándote,
lo que tú le haces abrigar cada vez que lo miras con amor,
haciendo que renazcan las huellas recónditas que dibujas,
con tus caricias suaves de esas manos tibias y tersas,
que tan bien me hacen en cada cambio de mimos,
en nuestros cuerpos, sin sentir recato ninguno, solo ambiciones,
de acoger lo que nos anhelamos, al mirarnos interiormente.

Por eso, en cada encuentro de nuestros cuerpos desnudos,
donde nos dejamos apreciar el viento tibio de nuestros hálitos,
al recorrer besándonos la piel, entre seductores jadeos,
y el viajar con nuestras manos, animando los más sublimes,
valles tentadores de caricias, que se humedecen con ellas,
como ese pasmoso lago, que invita a beber sus aguas cristalinas,
entre tus finos muslos que guardan, tu más bello erario,
o mejor dicho, mi tesoro, ganado con amor al cual se accede,
con la única llave de corazón que permites y que yo… poseo.

Eso, es mi alma, cuando ve el cristal de tu corazón,
y se siente anhelada, por tu fastuoso apreciar que parte,
de lo profundo de tu alma, para que me lo entregue tu corazón.

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